Meditación guiada: Gratitud ante la vida

Audio de la meditación guiada, paso a paso, para desarrollar la gratitud ante la propia vida

Técnica especial de meditación de Mindfulness o desarrollo de la conciencia plena para lograr el desarrollo de la gratitud ante la propia vida y existencia.

  1. Empieza por encontrar un asiento cómodo, tus ojos pueden cerrarse o abrirse con una mirada suave para esta práctica. Si puedes sentarte con la columna vertebral recta, asegúrate de estar sentado en una posición cómoda. Si quieres encontrar el punto de equilibrio perfecto, puedes balancearte de lado a lado, así como de lado a lado. Siente que estás en paz con tu cuerpo.
  2. Permítete respirar lentamente. Es hora de dejar de lado cualquier intento de controlar o moldear la respiración. Está bien dejar que vaya y venga de forma natural. Permítete relajar y soltar el estrés y la tensión. Una sensación de relajación, tensionada pero presente, es lo que usualmente se siente. Comienza a notar que lo que sucede, es lo que sucede, la realidad misma. Tómate unos momentos para observar tu estado de ánimo actual. ¿Tienes la capacidad de notar simplemente el momento presente, sin dejarte influir por lo bueno o lo malo? 
  3. Haz un inventario de todas las cosas que tienes en tu vida, y da las gracias por ellas. Debes estar agradecido por las personas y las circunstancias que te han traído hasta este momento. Es una buena idea ofrecer gratitud a tus padres y abuelos. Agradece las oportunidades que has tenido en la vida, la educación, los viajes y el trabajo, siéntete agradecido.
  4.  Hay que tener en cuenta la salud de la mente y del cuerpo. Puedes dar las gracias por la salud de tu cuerpo. Es bueno dar las gracias por tu mente y tu inteligencia. Tómate el tiempo para apreciar los talentos y las habilidades que tienes. Considera lo agradecido que estás por las personas que tienes en tu vida. Hay que agradecer a los miembros de tu familia por su ayuda. Es un buen momento para sentir gratitud por tu familia. Agradece a tus compañeros de trabajo y amigos, siéntete apreciado. 
  5. Tómate un momento para considerar tu gratitud por la tierra. Por el agua y por los alimentos. Mucha gente no tiene comida. Por el aire que respiras cada día. Elige la cosa por la que estés más agradecido en este momento. Los músculos de tu cuerpo deben estar relajados.
  6.  A través de una breve visualización, vamos a profundizar en la experiencia de la gratitud. Lo primero que debes hacer es recordar a alguien que te importa. En esta imagen puede haber un padre. Puede haber una persona que sea tu cónyuge. Hay un niño delante de una cámara. Puede ser un amigo íntimo o una amiga íntima. Tienes que imaginártelos en el ojo de tu mente. Recuerda un momento en el que había una fuerte sensación de conexión entre tú y esta persona. Permite que tu mente regrese a ese momento de conexión. Recuerda dónde estabas mientras estabas allí. Imagina la escena, el lugar, la gente, la hora del día y cualquier otra cosa que se te ocurra.
  7. Si puedes recordar lo que sentías en ese momento, entonces puedes volver a ello. La presencia amorosa, la satisfacción o la verdadera conexión, es de lo que se trata. Presta atención a cualquier sentimiento o emoción que surja en tu mente y en tu cuerpo. ¿Tienes la capacidad de dejar de lado tu juicio? Sea como sea, sea que hayas tenido un día bueno o malo. Intenta no prestar atención a lo que ocurre. Lo único que puedes hacer es permitir que lo que sientas, vaya y venga.
  8. Debes estar especialmente agradecido por un aspecto de este momento, así que céntrate en él. Estás de buen humor. Tu estado emocional es lo que estás sintiendo. Toda tu mente y tu cuerpo se verán inundados por esta experiencia de gratitud. Sólo unas pocas respiraciones más, tómalas. Esta cualidad de la gratitud es a la que debemos seguir prestando atención. 
  9. Los beneficios de esta práctica pueden ser reexaminados. Durante 60 segundos, saborea la experiencia de la gratitud. Deja que se asiente primero. Abre los ojos cuando estés preparado. Vuelve a la habitación donde te encuentras. Es posible que tu cuerpo se sienta rígido si lo mueves.

Prof. Lic. Hugo Landolfi

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Sobre el autor

Tengo diversos grados en filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino. Entre ellos, Bachiller Universitario en Filosofía, Profesor de Filosofía y Licenciado en Filosofía. También tengo un postgrado en Liderazgo y Coaching Organizacional, así como otro postgrado en Pensamiento y Clínica Sistémica realizado en Alternativa Sistémica.
Poseo diversos libros publicados, entre ellos "De víctima a protagonista", "El hombre ante el olvido de Dios", "Educación para la fragilidad" y "Educación para la pobreza y el sinsentido existencial".

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